SE BUSCAN PROTAGONISTAS
Uno observa cada capítulo de "Valiente amor" y se queda enganchado de su trama. Lo hemos dicho hasta el cansancio, la telenovela es un producto que sirve para el entretenimiento y disfrute de quienes gustan de este tipo de género. Si la historia es realista, enhorabuena. Pero si la trama es irreal, el éxito del producto radica en la agilidad del libreto y el talento de los actores para lograr esa conexión con el televidente que sigue día a día esta producción.
Aquí, la telenovela interesa y hasta agrada por tres de sus impactantes historias paralelas. Cada una más explosiva y crudamente retratada. Esto permitió que el relato principal se fortalezca, siga adelante y nos creamos “verdaderamente” que la parejita Stephanie Orúe-Nicolás Galindo, realmente se quieren.
Los inicios de la historia nos remontan a nuestro legendario Cusco con vistas locales y costumbristas que forman el marco ideal para un prometedor amor. Si bien las escenas, en plano abierto, sirven para una escena romántica, estas se pierden por la inconsistencia técnica en los lugares escogidos y la poca fuerza dramática de los protagonistas.
Lo primero que debemos mencionar es que, por su concepto, la telenovela muchas veces requiere momentos irrisorios, jugar con la fantasía y la ridiculez. Las grandes corporaciones lo han hecho, a cada momento, con excelentes resultados.
Lamentablemente, esta vez, Del Barrio Producciones no cuenta con buenos protagonistas. Es cierto, recién comienzan con esta aventura rosa. Sin embargo debemos recordarles que no siempre los protagonistas deben tener los rasgos físicos que indica el libreto. Hay licencias efectistas que posibilitan que los actores no necesariamente deban tener marcados rasgos andinos para personificar a una campesina. Ahí tenemos el caso reciente de Claudia Álvarez que realizó una buena actuación en la última versión mexicana de "Simplemente María" (Televisa-2016), también Lupita Ferrer encarnó a una campesina ciega en la versión original de "Esmeralda" (Venevisión-1970), sin contar con las características físicas que el libreto imponía. Además, no siempre existe la suerte de contar con una persona talentosa que pueda llevar un papel con dicha particularidad. Aún recordamos ese concepto: ¿Cómo una arequipeña va ser gringa?, evocando lo que expresaban algunos “puritanos”, entre ellos el propio Eduardo Adrianzén, cuando se criticaba los rasgos físicos de la protagonista de "Natacha" (Panamericana Televisión-1990).
Uno, al ver "Valiente amor", siente el deseo de volver a admirar a Saby Kamalich, Mónica Sánchez y quizás Gianella Neyra, con varios años menos y en el mejor momento de sus carreras, quienes interpretarían mejor al personaje femenino principal. Son actrices que fueron protagonistas y saben cómo darle vida a una mujer que sufre y vive por amor. Lamentablemente Stephanie Orúe no nos invita a compenetrarnos con sus sufrimientos. Por más que grite y llore no observamos aptitud y semejanza con "Valentina". Para colmo, imposta notoriamente cuando habla en quechua.
Igualmente, al ver actuar a Nicolás Galindo, nos amarga no contar con un Diego Bertie, con 20 años menos, un Christian Meier en los primeros años de su incursión actoral. Incluso un Ricardo Blume en sus inicios, reforzaría mejor la trama gracias a su inocultable talento. Es que hay que saber ser protagonista. No hablamos de actores de reparto sino de la pareja central de una historia como esta, dinámica y con buenas escenas de acción.
Nada de eso observamos en esta historia. Muchas veces hacemos zapping cuando tenemos que observar la escena de amor entre Valentina y Alejandro. Simplemente, porque no interesa. Más, si uno ya intuye lo que pasará en cada escena.
Además los protagonistas no solo deben ser talentosos sino saber cautivar a los televidentes con efectivas escenas románticas. En resumen, lograr una química actoral que refuerce la escena. Noten a Stephanie Orúe bien complementado por Rodrigo Sánchez Patiño (gran trabajo del actor), cuando ambos son Rita y Gerardo y comienzan su amor en el Cusco. Resultan más eficaces que la pareja protagonizada posteriormente por la misma Orúe y Nicolás Galindo. No dudamos que son buenos actores, pero para ser los protagonistas de la historia debe haber más que una buena química, una "consolidación" de ese amor que pasará por mil penurias.
PRODUCCIÓN NACIONAL
Pese a todo, "Valiente amor" fue una telenovela con muchas cosas positivas que auguran una mejor época para las producciones nacionales. El que una telenovela peruana dé paso a otra producción de las mismas características, exitosa y cien por ciento nacional, es un logro. Algo no realizado desde 1990 cuando Panamericana produjo “El hombre que debe morir” para posteriormente emitir la segunda versión de “Natacha”. Es cierto, después existieron otras producciones nacionales. Lástima que no siguieron ese orden (emisión continúa de una telenovela nacional unida a un alto índice de sintonía).
"Valiente amor" logró altas cifras de ráting. En su capítulo de estreno hizo 31 puntos. El último viernes alcanzó los 25 puntos de ráting promedio, por encima de "Al fondo hay sitio". Esto augura un gran paso a las producciones nacionales. Esperemos que siga la continuidad y que tengamos la posibilidad de ofrecer mejores actuaciones y buenos guiones.
La historia de Eduardo Adrianzén y Víctor Falcón mantuvo expectante a sus seguidores. Como todo producto realizado es proclive a los ajustes. Sin embargo, cumplió con sus objetivos, entretener y demostrar que en el Perú también podemos realizar efectivas historias románticas.
“Valiente amor” tranquilamente puede ser protagonizado por actores de renombre, tanto nacionales como internacionales. Ya uno quisiera ver a Saby Kamalich, Lupita Ferrer, Lucia Méndez, Doris Wells, Ricardo Blume, Diego Bertie, Christian Meier, Víctor Cámara, Fernando Colunga y tantos más porque así el guión tienda a ser localista, una buena adaptación la convertiría en una efectiva historia que puede ser producida en cualquier lugar del mundo gracias al talento creativo peruano. Esperemos que Del Barrio continúe con producciones de este tipo. Aquí seguiremos criticando o alabando sus producciones, lo importante es que el producto peruano tenga la continuidad necesaria con que producir mejores contenidos.